La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy.
En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.
Importa mucho más lo que tú piensas de ti mismo que lo que los otros opinen de ti.
Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.
No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.
La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.
El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios.
La amistad siempre es provechosa; el amor a veces hiere.
Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.
La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste.
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