El Nombre de La Rosa - Umberto Eco

"(...) hacia la pared meridional ROMA (¡paraíso de los clásicos latinos!) e YSPANIA. (...) Entre oriente y septentrión, a lo largo de la pared, ACAIA, buena sinécdoque, como dijo Guillermo, para referirse a Grecia (...)

martes, 26 de noviembre de 2013

Horacio


Horacio: Poesía del día a día
Jazmín Yajaira Bautista Lara

Quinto Horacio Flaco (conocido comúnmente solo como Horacio) fue el principal poeta lírico y satírico en lengua latina. Hijo de un liberto (esclavo manumitido), y nacido en el año  65 a.C., vivió en libertad, mas no se escapó de recibir desdenes y menosprecios por su situación. A pesar de eso, él no creó ningún odio ni resentimiento hacia la sociedad que lo trató con inferioridad. Asistió a la escuela de Venusia, mas su padre creyó que la educación que estaba recibiendo en ese lugar era demasiado elemental, por lo que lo llevó a Roma en donde él mismo lo educó. De mayor, Horacio formó parte del ejército de Marco Junio Bruto,  pero luego de ser vencido esté, Horacio quedó sumido en la pobreza, teniendo que trabajar como escribano en la oficina de un cuestor para poder asegurarse su subsistencia. Con el tiempo, Horacio se ganó el respeto y la admiración de demás poetas latinos, tales como Vario y Virgilio, de quienes se ganó su amistad. Fue gracias a esta amistad, que Horacio fue presentado ante el ministro y consejero de Augusto, Mecenas, quien se convirtió en su protector y amigo personal. Su amistad fue de tal poder y grandeza, que Horacio murió muy poco después que Mecenas, el 28 de noviembre del año 8 a.C. para ser exactos, y ambos fueron enterrados uno junto del otro.



            Todo el trabajo poético de Horacio puede dividirse en cuatro géneros poéticos: Los épodos (o yambos como los llamaba él), las sátiras, las odas y las epístolas.
            A pesar de que los épodos debieron ser las primeras poesías con las cuales trabajó Horacio, aquellas que primero vieron la luz en una colección completa fueron las sátiras. Esta primera colección fue publicada entre los años 35 y 34 a.C., en las cual el tema predominante es la amistad del autor latino con Mecenas. Aun así, podemos también encontrar algunas sátiras dedicadas a otras personas y temas varios. Finalmente, dieciocho son las sátiras que conforman toda la producción horaciana de este género; diez en su primer libro y ocho en el segundo.  Las sátiras de Horacio contienen un tinte de la antigua tradición, mas cuentan con la innovación de que todas están escritas en hexámetros. Además, estas fueron casi siempre escritas de forma impersonal, sin ofender a nadie ni atacar al individuo directamente.

            Los épodos, que fueron publicados después de las sátiras, conforman una colección de diecisiete composiciones. Cada uno de ellos trata asuntos muy diferentes entre sí, más se puede encontrar que los sentimientos predominantes en ellos son la inquietud, el rencor o la ira.

            Las odas comienzan el segundo gran período de la actividad poética de Horacio. Estas se encuentran divididas en cuatro libros, aunque solo tres de ellos fueron los publicados en el año 23 a.C. Más tarde, fue cuando se añadió el cuarto libro con las odas que Horacio escribió en sus últimos años de vida.  Estas odas, cuyo componente fundamental es la lírica, fueron escritas por el poeta romano inspirándose en la lírica de Alceo. Horacio se sentía atraído por la lírica del griego por razones de afinidad, ya que ambos compartían visiones parecidas de la vida y que plasmaron en sus obras.

            Las epístolas de Horacio vieron la luz siete años después de la publicación de sus sátiras, cuando el poeta latino vivía en sus años cuarenta. Esta poesía se destaca por su tono despreocupado, más personal e intimido que Horacio escribe dirigiéndolas a sus amigos, con temáticas filosóficas-moral, conteniendo reflexiones y divagaciones del mismo autor. Además, se consideran a estas como una especie de despedida poética de Horacio.  Las epístolas se distribuyen en dos libros. El primero de ellos consta de veinte composiciones destinadas a variados personajes. Mientras, el segundo libro consta solo de tres epístolas, de extensión mayor que las de su primer libro, dirigidas una de ellas a Augusto, otra a Julio Flore y la última a la familia de los Pisones (esta epístola, conocida como Arte Poética o Epístola a los Pisones, es una de las grandes poéticas de la antigüedad, en la cual Horacio le aconseja a los Pisones sobre el arte de escribir).

            El trabajo poético de Horacio no se caracterizó tanto por el manejo de alguna temática específica y predominante (a pesar de que un gran porcentaje de su obra está dedicada a su amigo y protector, Mecenas), sino por los géneros líricos y métricas con los cuales realizó sus obras. Horacio más bien dedicó su poesía a los acontecimientos o personajes que en su vida diaria le fueran relevantes, así como a algunos sucesos comunes que no cualquier poeta hubiese utilizado de inspiración para escribir poesía. El poeta romano le dedicó tanto versos a su padre, a su amigo Mecenas, a la guerra civil; así como a un plato de yerbas condimentadas con ajo que le causaron malestares, o una vez que un árbol estuvo a punto de aplastarlo y Horacio le dedicó una oda a aquel que plantó ese árbol:

Fue un día nefasto cuando te plantaron árbol fatal; una mano sacrílega
fue la que te hizo crecer para desdicha de la raza venidera y oprobio del lugar.
¡No me cabe duda que le rompió la cabeza a su anciano padre y que, valido
de la noche, regó su hogar con sangre de su huésped!
(…)


·         Horacio. (2006). Odas y Épodos. Sátiras. Epístolas. Arte Poética. México: Porrúa.

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